domingo, 11 de diciembre de 2011

Costas Lapavitsas y la crisis financiera global

Costas Lapavitsas es un economista griego, profesor en la Universidad de Londres y especializado en la estructura de los sistemas financieros. Es autor entre otros trabajo de un libro publicado por Maia Ediciones: El capitalismo financiarizado: Expansión y crisis.  Su argumento señala como responsables de la crisis económica actual, en primer lugar, la financiarización de la renta personal durante las dos últimas décadas. En ese proceso, Lapavitsas resalta la penetración del sector finaciero privado en las transacciones de la vida cotidiana, que ha generado una práctica de "expropiación financiera", entendida como la sistemática extracción de beneficios financieros de sueldos y salarios. Este cambio en la práctica de los bancos fue facilitado por el descenso en la provisión pública de viviendas, pensiones y educación, a medida que iba en ascenso el neoliberalismo. En segundo lugar, la expropiación financiera está vinculada a la transformación de los bancos e instituciones financieras. Los bancos se han distanciado del capital industrial y comercial, a la vez que han crecido los libres mercados financieros. La financiarización ha favorecido la vuelta de los rentistas y una transformación de las relaciones entre el Estado y la economía. Como resultado de estas tendencias, la autonomía de las finanzas ha aumentado, generando una mayor inestabilidad en el conjunto del sistema económico.

Podéis encontrar una breve interpretación de la crisis financiera en un artículo suyo del año 2009: Las raíces de la crisis financiera global.

Un reciente trabajo colectivo sobre la crisis de la eurozona (Eurozone Crisis: Beggar Thyself and Thy Neighbour; La crisis en la Zona Euro: Empobreciéndote a ti y a tu vecino) concluye que la crisis de la deuda pública de los países periféricos de la Zona Euro (Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España) tiene su origen en los superávit por cuenta corriente de Alemania y abogan por la reforma o la salida de la Zona Euro. Sus opiniones sobre la situación actual de la Unión las podéis leer en la traducción de una entrevista suya en la revista online marx21.

Esta es su opinión sobre el futuro de Europa y España, según exponía en una entrevista en La Vanguardia (22/11/2011):


En un ejercicio de economía-ficción, ¿cómo ve Europa dentro de una década?

Si las actuales estrategias de los países del núcleo de la Unión Europea, principalmente Alemania, tienen éxito, si prevalecen, Europa no va a estar muy bien. No ya dentro de una década, mucho antes. Europa será un continente de escaso crecimiento, de elevado desempleo, de grandes tensiones sociales, de democracias cada vez más débiles, de relaciones jerárquicas de dominio entre naciones crecientes, que perderá influencia en el mundo. Sin embargo, los países del núcleo de la unión, con Alemania al frente, se tornarán en muy poderosos, con impredecibles implicaciones al respecto. Esto es lo que creo que sucedería si las elítes alemanas llevan a cabo sus planes. Ahora bien, con todo, creo que es más probable que el actual sistema no sobreviva, que la unión europea se rompa en dos grupos, el núcleo y otras monedas nacionales. Las impliaciones para la Unión Europea son de nuevo impredecibles. Todo depende de los eventos actuales.

¿Qué cree que sucederá en España?

España, junto con Italia, son países medio periféricos, medio del núcleo. Tienen una posición intermedia. Son más importantes que Grecia, Irlanda o Portugal por su tamaño. Si la gente en España dice claramente que quiere unas nuevas estrategias alternativas a las actuales y están preparados para movilizarse por ello entonces las cosas podrían cambiar. En cambio, si aceptan la austeridad, la lógica europea, si aceptan las políticas que surgen de Berlín, entonces el futuro para España no es muy halagüeño. La economía de España en los próximos 20 años no pinta muy bien. Su éxito se basó en los créditos baratos y en la construcción. Ahora tiene un elevado desempleo y el crecimiento de su productividad es muy bajo. España necesita un nuevo comienzo. Debe luchar por ello. Si acepta las políticas que vienen dictadas de Berlín y Bruselas no va a cambiar nada. No habrá un nuevo principio. Habrá más marginación. Con las actuales políticas el futuro de los países periféricos no pinta nada bien.

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