sábado, 3 de marzo de 2012

Será por mentiras




Vicenç Navarro publicaba hace poco un artículo sobre las falacias que se escriben y/o se dicen sobre salarios y competitividad en España. La reciente reforma laboral se ha justificado con una larga lista de mentiras y fraudes teóricos por parte de políticos y economistas bien financiados . A finales de enero, en una entrevista en el El País (25 enero 2012) Merkel declaraba:


Para justificar la reforma laboral se ha argumentado su interés para las clases trabajadoras y, especialmente, los parados. En el caso español, un argumento que se ha empleado reiteradamente ha sido la necesidad de facilitar el acceso al empleo  de los más jóvenes, resaltando la altísima tasa de paro juvenil español (46,4% en 2011). Según este argumento, el desmesurado paro juvenil sería una consecuencia del fraccionamiento del mercado laboral español entre contratados temporal o indefinidamente.
Este tipo de afirmación se realiza ajena tanto a la lógica como a la información disponible. Una sencilla gráfica que relaciona las tasas de paro juvenil (de 15 a 24 años) y la de los mayores de 25 años de países de la UE (fuente Eurostat; datos correspondientes al año 2010) muestra que el valor de la tasa de paro juvenil es proporcional a la tasa de paro de los mayores de 25 años.


La gráfica muestra la existencia de una relación positiva entre las dos tasas de paro en los países de la UE. Para el conjunto de la UE-25, la tasa de paro juvenil multiplica por 2,54 la tasa de paro de los mayores de 25 años (1,48 veces en el caso alemán; 2,31 en España; 3,24 en Finlandia; 3,38 en el Reino Unido; 4,27 en Suecia). La importancia del paro juvenil en España, no puede, por tanto, asociarse a un factor particular de la economía española. Al contrario, la proporción entre la tasa de paro juvenil y la correspondiente a los mayores de 25 años tiene un valor intermedio en el contexto de la Unión Europea. La diversa regulación laboral de las economías de la UE anularía el argumento de que la mayor tasa de paro entre los jóvenes se explica por una legislación inconveniente. Las mayores tasas de paro en los trabajadores más jóvenes deben encontrarse en causas distintas a la regulación del mercado.
Una imagen parecida se observa a nivel regional para las comunidades autónomas españolas. En este caso (fuente: EPA-INE, datos del IV trimestre de 2011) la relación entre las tasas de paro juveniles y las tasas de los mayores de 25 años (con un factor medio de proporcionalidad igual a 2,03 veces) es algo menor que la obtenida con los datos de la UE. La distinta fuente y periodo de los datos empleados explicaría esta discrepancia, pero lo que resulta relevante es la existencia de la misma relación positiva, en un entorno regional que básicamente comparte la misma legislación laboral.  Curiosamente, Canarias y Andalucía, las comunidades con mayor tasa de paro, presentan tasas de paro juveniles que multiplican por 1,7 y 1,6 veces, respectivamente, la tasa de paro de los mayores de 25, valores similares al obtenido para la economía alemana en el año 2010 (1,48).



Es posible que la entrada de los jóvenes  en el mercado laboral se vea dificultada por la escasa generación de nuevos empleos, por su menor o nula experiencia laboral o por su mayor disposición a no aceptar salarios arbitrarios; también es posible que la tasa de paro juvenil se alimente del despido de trabajadores que ya han entrado de manera precaria en el mercado laboral,  o incluso a los menores costes de despido. Lo que no parece creíble es que sea responsabilidad de una legislación laboral poco flexible. La afirmación de Merkel, como muchas de las realizadas por los defensores de la precarización del mercado laboral, se realiza al margen de cualquier análisis objetivo, empleando argumentos que no se sostienen en datos económicos reales.

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